Depresión
La depresión presenta una gran variabilidad de síntomas, pero generalmente se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo triste, sensación de vacío e incapacidad para disfrutar. La depresión afecta con pensamientos negativos, desesperanza y baja autoestima. La persona que padece depresión tiende a reducir actividades que antes le gustaban. Otros síntomas que se pueden presentar son:
- Pérdida o exceso de hambre
- Alteraciones del sueño que pueden ir desde el insomnio a dormir demasiado
- Dificultad para disfrutar de las cosas que antes gustaban
- Tendencia a aislarse socialmente
- Falta de energía vital
- Falta de motivación y sentido de un propósito
- Sentimientos de desesperanza que pueden conducir a la ideación de autólisis.
La depresión puede llegar como resultado de una pérdida importante, sea por el duelo por un ser querido o la pérdida de funcionalidad del cuerpo, por ejemplo después de un accidente o una patología, o después de un cambio vital importante como por ejemplo una jubilación mal planeada, después de muchos años de dedicación a un trabajo concreto. Por el contrario, la depresión también puede llegar sin motivo aparente. Entonces hablamos de una depresión endógena que es una enfermedad diferente, a menudo hereditaria y que también puede formar parte de un cuadro más complejo como el trastorno bipolar.
El trastorno bipolar se caracteriza por episodios de depresión seguidos o precedidos por episodios de hipomanía, de mucha euforia, alta energía vital y mental, insomnio, un discurso verbal acelerado e imparable, fantasías de grandiosidad..., y que llevado a un extremo puede conducir a la manía, donde la persona ya ha entrado en un estado irracional, psicótico, de delirio de grandeza, prepotencia e incapacidad de cálculo de riesgos.
El diagnóstico y tratamiento de los trastornos del estado de ánimo facilita que la persona recupere su vida normal lo antes posible y evita los sentimientos de incapacidad que lo acompañan. Habitualmente el tratamiento debe combinar ayuda farmacológica con apoyo psicológico. Este estado extremo se considera una emergencia y requerirá de un ingreso inminente para evitar situaciones de verdadero peligro.
Estudios científicos corroboran que, aproximadamente en un 30% de los casos, patologías como la depresión o el trastorno obsesivo compulsivo no responden al tratamiento habitual, al menos dos psicofármacos de funcionamiento diferente combinado con psicoterapia. En estos casos hablamos de Trastornos Resistentes y se pueden tratar con Estimulación Magnética transcraneal repetitiva.
Depresión resistente
La depresión resistente, también conocida como depresión refractaria o trastorno depresivo mayor resistente al tratamiento, es una forma grave de depresión que no responde adecuadamente a los tratamientos convencionales, como la terapia cognitivo-conductual o los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Este fenómeno afecta a una proporción significativa de individuos que padecen depresión, generando un desafío considerable tanto para los profesionales de la salud mental como para los pacientes.
El diagnóstico de la depresión resistente se realiza después de que un paciente no experimenta mejoría significativa con al menos dos tratamientos farmacológicos diferentes, administrados en dosis adecuadas durante un tiempo suficiente. También se considera depresión resistente cuando no hay mejoría con la combinación de psicoterapia y medicamentos antidepresivos.
El manejo de la depresión resistente implica un enfoque integral y multidisciplinario. Uno de los métodos más novedosos y prometedores en el tratamiento de la depresión resistente es la estimulación magnética transcraneal (EMT). La EMT utiliza campos magnéticos para estimular áreas específicas del cerebro asociadas con la regulación del estado de ánimo. Este enfoque ha mostrado resultados alentadores en algunos pacientes que no responden a tratamientos convencionales.
La EMT se realiza mediante la aplicación de pulsos magnéticos a través de una bobina colocada en el cuero cabelludo. Estos pulsos inducen corrientes eléctricas en regiones cerebrales específicas, lo que puede modular la actividad neuronal y afectar positivamente los síntomas depresivos. Aunque la EMT es generalmente segura, se debe realizar bajo la supervisión de profesionales capacitados.
Además de la EMT, el abordaje terapéutico integrativo o multidisciplinario es esencial en el tratamiento de la depresión resistente. Este enfoque implica la colaboración de diferentes especialidades, como psiquiatría, psicología, trabajo social y terapia ocupacional. El equipo de tratamiento puede diseñar estrategias personalizadas que aborden no solo los síntomas depresivos, sino también los factores subyacentes que contribuyen a la resistencia al tratamiento. La terapia combinada, que incluye la combinación de diferentes modalidades de tratamiento, como psicoterapia, medicamentos y técnicas de autorregulación emocional, también se considera una estrategia eficaz en el manejo de la depresión resistente.
En conclusión, la depresión resistente presenta un desafío significativo en el campo de la salud mental. La estimulación magnética transcraneal, junto con un enfoque terapéutico integral y multidisciplinario, ofrece esperanzas renovadas para aquellos que no responden a las terapias convencionales. Es crucial que los profesionales de la salud trabajen en estrecha colaboración para proporcionar opciones de tratamiento personalizadas y mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan esta difícil condición.
En Guttmann Barcelona realizamos el tratamiento de los trastornos emocionales y conductuales, tanto en los adultos como en la infancia y la adolescencia, desde la perspectiva cognitiva-conductual, es decir, utilizando un enfoque pragmático centrado en los síntomas, basado en un método científico que
En Guttmann Barcelona - Instituto de Salud Cerebral y Neurorehabilitación llevamos a la práctica modalidades de tratamiento probadas que combaten la depresión resistente como la Estimulación Magnética transcraneal repetitiva (EMTr).
La literatura científica nos demuestra que las alteraciones emocionales y de conducta tienen un sustrato biológico que bien las provocan y / o las mantienen. El funcionamiento normal o saludable del cerebro, está basado en un equilibrio bioquímico muy preciso, si bien es dinámico y complejo, de unos elementos nombrados neurotransmisores.
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