El estrés es una reacción natural frente a las amenazas y la sensación de peligro, nos permite responder activamente a situaciones y retos exigentes. Sin embargo, cuando esta reacción persiste, puede afectar negativamente a nuestra salud y bienestar. En nuestro día a día, puede manifestarse como malestar físico o psicológico, interfiriendo en nuestra vida diaria.

Cuando el estrés comienza a dificultar significativamente nuestra rutina, generando malestar tanto físico como psicológico, es hora de prestarle atención. Podemos experimentar pensamientos de incertidumbre y anticipación de peligro ante situaciones que no sabemos afrontar. A medida que la persona evita estas situaciones que percibe como estresantes, éstas se vuelven más difíciles de gestionar, intensificando la sensación de falta de control y reforzando las conductas evitativas.

ALGUNAS CAUSAS MÁS FRECUENTES DEL ESTRÉS

• Sobrecarga laboral o problemas familiares.
• Preocupaciones financieras o de salud.
• Cambios importantes en la vida, como mudanzas o pérdida del trabajo. 
• Expectativas sociales o presiones académicas.

La detección del estrés es fundamental para poder realizar los cambios necesarios y dar herramientas para afrontar estas preocupaciones e implementar estrategias de manejo adecuadas para cada individuo y situación. Desde la intervención psicológica, como por ejemplo la terapia cognitivo-conductual, hasta prácticas de mindfulness, ofrecemos diversas intervenciones personalizadas, incluyendo también enfoques farmacológicos.

Algunos síntomas del estrés

• Tensión muscular o dolor de cabeza.
• Dificultades per conciliar el sueño o mantenerlo.
• Irritabilidad o cambios de humor.
• Fatiga o falta de energía.
• Problemas digestivos, como malestar estomacal o diarrea.
• Respuestas fisiológicas como sudoración excesiva o palpitaciones.

Los síntomas físicos y emocionales del estrés pueden afectar a tu calidad de vida. Si no se gestiona adecuadamente, el estrés crónico puede aumentar el riesgo de problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión. Con un soporte terapéutico necesario, e implementando estrategias efectivas para la gestión del estrés se puede conseguir una mejora en el bienestar emocional.