La neurociencia y la neuroética están estrechamente relacionadas, pero tal vez sea un tanto difícil entender lo que es la neurociencia social
Entrevista a Molly Crockett, investigadora en neuroética y profesora en el Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford.
Crockett es especialista en las funciones neurológicas que impulsan la moralidad humana y en cómo estas influyen en comportamientos tales como el altruismo y la toma de decisiones económicas. La investigadora junto con su equipo de laboratorio está alcanzando sorprendentes descubrimientos sobre nuestro comportamiento moral y aquello que nos motiva y nos lleva a hacer el tipo de cosas que hacemos.
La neurociencia y la neuroética están estrechamente relacionadas, pero tal vez sea un tanto difícil entender lo que es la neurociencia social. ¿Podrías explicarnos qué es la neurociencia social y qué campos investiga?
La neurociencia social es el estudio de los fundamentos neuronales de las emociones, los conocimientos y los comportamientos sociales. Los neurocientíficos sociales estudian una serie de procesos que van desde emociones sociales, como la empatía o la envidia, hasta la formación de impresiones, o la formación del juicio moral, o la toma de decisiones sociales, como confiar en alguien o ayudarlo.
¿Qué progreso se está logrando en términos de investigación en esta área?
Los neurocientíficos sociales han hecho muchos descubrimientos sobre las bases neuronales del comportamiento social. Por ejemplo, hemos identificado circuitos cerebrales específicos, que se observan de forma fiable en los momentos en que las personas ven a otros experimentando placer o dolor; resulta que estas redes o circuitos son muy similares a los que se activan cuando nosotros estamos experimentando placer o dolor.
¿Qué es un neuromodulador y cómo interfiere en nuestro cerebro cuando tomamos una decisión?
Los neuromoduladores son sustancias químicas cerebrales que influyen en el procesamiento de la información que se da en los circuitos cerebrales locales. Tienen efectos muy diversos sobre la función cerebral. Un neuromodulador que juega un papel importante en el comportamiento social es la serotonina. Hemos demostrado que la serotonina modula cómo responden las personas cuando son tratadas injustamente o cómo la gente tóxica puede perjudicar a otras personas.
¿Está diciendo que si cambiamos el uso de ciertas sustancias químicas podríamos estar alterando el comportamiento y la toma de decisiones de una persona sobre una base voluntaria?
Efectivamente. Hemos hecho experimentos de laboratorio en los que hemos podido constatar que al manipular la química del cerebro de las personas por ejemplo, al darles un fármaco antidepresivo, se demuestra que este fármaco puede afectar su toma de decisiones sociales.
¿No debería la bioética establecer ciertos márgenes en el estudio, la investigación y el marco de acción de la neurociencia social?
Hay una activa comunidad de científicos y especialistas en bioética en el campo de la neuroética que estudian los aspectos éticos de la neurociencia, y la neurociencia de la ética. La Sociedad Neuroética Internacional celebra una reunión anual, que reúne a científicos y especialistas en bioética para discutir sobre estos temas.