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Dislexia: dificultad en la lectura (2/2)

La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje de origen neurobiológico, que se caracteriza por una dificultad significativa en el proceso de adquisición de la lectura que persiste en el tiempo, en ausencia de otras alteraciones que pudieran justificar esta dificultad. 

dislexia trastorno de aprendizaje

La dislexia se da en niños y niñas con un desarrollo intelectual normal, un buen nivel motivacional hacia la tarea, sin trastornos neurológicos, visuales o auditivos, ni vulnerabilidad socio afectiva, y que reciben una adecuada instrucción escolar. Además puede coexistir con otros trastornos. Las más frecuentes son:

TDA-H

En el Trastorno por Déficit de Atención podemos encontrar un subtipo con predominio de déficit de atención (TDA), y otro con predominio de impulsividad e hiperactividad (TDA-H). Algunos estudios han hallado una mayor comorbilidad entre dislexia y TDA. Es importante tener en cuenta que los niños con TDAH pueden presentar dificultades en la lectoescritura derivadas de las alteraciones propias del TDAH, como puede ser una alteración de la atención, de la memoria de trabajo, de la capacidad de planificación y organización, así como una baja flexibilidad cognitiva, que conllevarían errores en la lectura, dificultades de comprensión lectora, errores ortográficos y dificultades de expresión escrita y oral, aunque la mecánica y la velocidad lectora estarían preservadas.

TDL o Trastorno del Desarrollo del Lenguaje

El Trastorno del Desarrollo del Lenguaje es un trastorno específico en la adquisición y desarrollo del lenguaje oral, que puede afectar a tanto a la comprensión como a la expresión,   en la que pueden estar alterados diferentes componentes del lenguaje: semántica, gramática, pragmática y fonología. La mayor relación entre dislexia y TDL se encuentra en el perfil que presenta mayor afectación de la fonología.

 Alteraciones de la escritura: disgrafia y disortografía

Hay cierto consenso en el mundo científico en que la lectura y la escritura comparten procesos cognitivos. Este hecho explicaría que las personas con dislexia presenten también dificultades específicas en la escritura, ya sea a nivel grafomotor como ortográfico.

La disortografía es un trastorno específico del aprendizaje de las reglas ortográficas, que puede darse de manera aislada, o conjuntamente con el trastorno específico en la lectura.  Los niños disortográficos pueden tener dificultades en la transcripción de la cadena de sonidos hablada, con uniones y separaciones incorrectas de palabras, o producirse errores como sustitución de unas letras por otras, por una mala discriminación auditiva de algunos sonidos. También pueden presentar dificultades en la correcta percepción de la orientación de algunas letras, dando como resultado errores de rotación de letras (ej. d por b). Las dificultades también pueden darse a nivel de expresión escrita, ya sea por una incorrecta organización de los elementos de las oraciones, errores morfosintácticos (género, número, etc.), omisión de elementos de la frase, o dificultades para aprender y aplicar las normas ortográficas.

La disgrafia hace referencia a un trastorno en el acto motor de la escritura, que afecta a las grafías, por dificultad para recuperar la forma de las letras y las palabras, así como a la organización de la escritura en el papel. Los niños con disgrafía tienen dificultades para coordinar la musculatura de la mano y del brazo, dando como resultado una escritura en ocasiones ilegible, con grafías desproporcionadas, y alteración del trazo. Presentan asimismo dificultades para controlar la presión del lápiz.

Discalcúlia

La discalcúlia es un trastorno específico del aprendizaje matemático y su simbología. Los niños que presentan discalcúlia tendrán dificultades en el aprendizaje y recuerdo de datos numéricos y aritméticos, en el cálculo y en la resolución de problemas. Es un trastorno que incide negativamente en la capacidad para resolver situaciones de la vida diaria en que esté implicado el cálculo, así como en el rendimiento académico. Puede presentarse de forma aislada, o en comorbilidad con los trastornos de lectura y escritura.

Trastornos emocionales

Como se ha explicado con anterioridad, las dificultades en las distintas áreas de aprendizaje académico pueden conllevar que los niños con dislexia acaben desarrollando problemas emocionales como ansiedad y depresión. Hay que tener en cuenta que la mayoría de aprendizajes escolares pasan por la lectura y la escritura, y ello supone que los niños con dislexia están continuamente expuestos a la realización de tareas que les son difíciles, frustrantes, en las que no tienen un buen desempeño, y esto puede revertir en que desarrollen una baja autoestima. Será pues, de gran importancia detectar y tratar estos problemas.

Evaluación e intervención

La detección e intervención deben ser lo más precoces posibles, y serán realizados por profesionales especializados. El diagnóstico se realizará mediante una exploración neuropsicológica y una exploración de la lectura y la escritura. Será importante poder realizar un diagnóstico diferencial, y detectar otras comorbilidades, si las hubiera. Aunque no se pueda realizar un diagnóstico a edades muy precoces, sí que será importante valorar los indicadores de riesgo, y realizar una intervención temprana. Hay que tener en cuenta que la dislexia es un trastorno que persiste pese a la intervención, y que justo este es uno de los indicadores que permite su diagnóstico: nos encontraremos delante de una muy posible dislexia en aquellos casos en que no se observa la evolución esperable por las características cognitivas del paciente, tras un mínimo de 6 meses de intervención.

Durante la educación primaria, el objetivo será tratar la base del trastorno, y en cursos posteriores, la reeducación se centrará en facilitar estrategias compensatorias.

Aunque la dislexia esté determinada a nivel neurobiológico, también hay que tener en cuenta la importante incidencia del entorno en cómo ésta se manifieste. En este sentido, el llamado Ambiente Alfabetizador Familiar tendrá un papel fundamental, ya que los estudios han demostrado que un ambiente estimulador, que ofrezca multitud de recursos y oportunidades de acercamiento a la lectura, se traducirá en un mejor nivel lector en los hijos. La lectura compartida entre padres e hijos puede potenciar el interés por la lectura y el hábito lector, así como estimular las habilidades lingüísticas que permitan tener una buena competencia lectora.

También será fundamental que la familia esté bien informada sobre las dificultades que presenta su hijo, las repercusiones que tiene el trastorno, y qué estrategias y adaptaciones le pueden ayudar.

Por último, la escuela también deberá estar bien informada de la situación del alumno afectado, conocer sus características y dificultades específicas, para poder realizar las adaptaciones oportunas a nivel metodológico. Algunos aspectos a tener en cuenta serán minimizar las situaciones en las que se pongan en evidencia sus dificultades delante del resto de grupo-clase, como por ejemplo, cuando se les pide que lean en voz alta, o que salgan a la pizarra. También será muy útil facilitar tiempo extra para leer y resolver los enunciados, simplificando la información y presentando los enunciados en sus distintas partes, pasos u órdenes a realizar, remarcando las palabras clave, asegurándonos de que ha comprendido la tarea a realizar,  o incluso promover la evaluación de conocimientos a nivel oral, por encima del nivel escrito.  Habrá que evitar tareas que representen un sobreesfuerzo para ellos, como por ejemplo, copiar los enunciados, así como facilitarles que se puedan organizar y planificar, mediante el uso de agendas, recordatorios visuales, etc.

Mitos sobre la dislexia

Existen algunos mitos sobre la dislexia que se ha demostrado que no tienen evidencia científica.

  • La lateralidad cruzada no está reconocida como trastorno a nivel científico, y su relación con los trastornos de aprendizaje carece de base científica: hay muchas personas con lateralidad cruzada que no presentan ninguna dificultad en los aprendizajes.
  • Los problemas visuales por sí mismos no pueden causar dislexia. Una mala visión puede interferir en la correcta entrada de la información, y deberá ser corregida, pero no es explicativa de ningún trastorno de aprendizaje.
  • La confusión entre derecha- izquierda y los problemas de orientación espacial no tienen relación con la  dislexia.
  • La dislexia se puede dar en niños con bajo o alto nivel intelectual, incluso en niños con altas capacidades.

Ver artículo: Dislexia: dificultad en la lectura (1/2)

 

    Fuente

    Bibliografía

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