Disfagia Neonatal e Infantil: claves para detectar y tratar las dificultades de deglución
La deglución es definida como la actividad de transportar sustancias sólidas, líquidas y saliva desde la boca hacia el estómago. Este mecanismo se logra gracias a fuerzas, movimientos y opresiones dentro del complejo orofaringolaringeo (Rodriguez Mendez, et. al., 2021). Dicho de otra manera, la habilidad mantener un alimento en la boca, masticarlo si es necesario y elaborar el bolo alimenticio dentro de la boca para, posteriormente, tragarlo y transportarlo por la laringe, pasando por el esófago hasta el estómago.
¿Qué entendemos por disfagia?
La European Society for Swallowing Disorders (ESSD) define la disfagia como el término médico usado para representar las “dificultades en la deglución”. Explican que la gente con disfagia puede tener problemas para consumir ciertos alimentos o líquidos y otros no pueden tragar nada. Estas personas pueden presentar problemas para succionar, tragar, beber, masticar, comer, tragar saliva, cerrar los labios para controlar el contenido de la boca o, a menudo, pueden experimentar que los alimentos sólidos o líquidos no sigan el camino correcto hacia el estómago. Hay que tener en cuenta que la disfagia puede afectar a cualquier persona sea cual sea su edad o estilo de vida. Hay causas como accidentes, traumatismos, cáncer y su tratamiento, condiciones respiratorias o degenerativas, que hacen aumentar la probabilidad de sufrir disfagia. De la misma manera, puede aparecer en niños con dificultades desde el nacimiento (ESSD, 2024).
Se entiende como disfagia neonatal aquella que afecta a niños de entre 0 a 6 meses de edad y disfagia infantil o pediátrica la que comprende desde los 6 meses hasta los 24 meses, edad en la que se obtiene el patrón masticatorio completo. Las dificultades de unos y otros difieren en el momento evolutivo, dado que de 0 a 6 meses afectará al patrón deglución-succión-respiración y el infantil comportará alteraciones en el aprendizaje de la masticación, la creación del bolo alimentario, la propulsión lingual y la deglución de este, teniendo en cuenta los cambios de texturas y de volúmenes en cada etapa evolutiva (Matarazzo, 2024).
Estas dificultades pueden tener la base en alteraciones neurológicas, alteraciones físicas, prematuridad, entre otros. Dependiendo de las causas y del momento de aparición, observaremos unas u otras dificultades y las repercusiones en la salud de los pequeños serán de diferente magnitud.
La deglución en las primeras etapas de la vida.
El bebé a término sin alteraciones cognitivas ni físicas.
Los bebés nacen para alimentarse, dormir y relacionarse con su madre. Nacen con unas habilidades oromotoras aprendidas en el útero (movimientos labiales, intraorales y linguales para realizar la succión y la deglución) así como los reflejos innatos de búsqueda y de apertura (Matarazzo, 2024). En el momento del nacimiento, el bebé busca el contacto con la madre e inicia el reflejo de búsqueda para iniciar su alimentación. Este trepa hasta el pecho e inicia la estimulación del pecho y desencadena el patrón deglutorio succión-deglución-respiración. Este mismo patrón aparece en los bebés que realizan lactancia artificial. En el siguiente cuadro se observa la posición oral del bebé (en biberón y en pecho) y cada momento del patrón deglutorio:
Como se observa, el bebé tiene control de su respiración nasal, así como de gestión del líquido dentro de la cavidad oral. De la misma manera, tiene la capacidad de controlar los movimientos y la fuerza que debe ejercer en cada momento, tanto de los labios, como de las encías, como de las mejillas o la lengua.
Disfagia neonatal e infantil. Concepto, causas y tratamiento.
El bebé y el infante con alteraciones en el proceso deglutorio.
Si hay alguna alteración prenatal, perinatal o post natal que ponga en riesgo alguna de estas habilidades oromotoras o de reflejos, conllevará una alteración en la deglución oral. Sea por falta de desarrollo de sistema nervioso central (SNC), por falta de desarrollo de los órganos implicados en la deglución, por alteraciones físicas o por varias a la vez, estos bebés tienen un desarrollo atípico de la deglución. Los casos más comunes son el bebé prematuro y gran prematuro, bebés con alteraciones morfológicas orales (fisuras labiales o palatinas), bebés con otras condiciones que cursen con malformaciones o dificultades motrices, situaciones acontecidas a población infantil.
La mayoría de estos bebés, por motivos médicos, son llevados a las UCIN (unidades de cuidados intensivos neonatales) en las que, en ocasiones, se les separa de sus madres, por lo que están obligados a desarrollarse y aprender de manera descentralizada: fuera del útero, sin tener a su madre cerca, en un entorno hostil (luces, tubos, vías, sonidos…). Hay que entender que las habilidades orales para la alimentación en el bebé prematuro sano dependen de la maduración del sistema nervioso central (Matarazzo, 2024). Como se observa en la siguiente imagen, es en los últimos estadios de la gestación uterina cuando el cerebro realiza cambios de desarrollo morfológico significativos.
Dependiendo del momento del nacimiento y las necesidades médicas asociadas, tendremos bebés sin alteración, o bebés con dificultades para activar reflejos, con dificultades para el agarre de tetina, con dificultades para realizar el correcto movimiento lingual, con dificultades para realizar la coordinación succión-deglución-respiración, con dificultades para la realización de la apnea deglutoria… Todas acciones necesarias para que la deglución sea eficaz y no comporte riesgo en su desarrollo y su bienestar.
Si nos fijamos en el grado de ineficacia para la deglución que presenten, y el grado de afectación en su seguridad vital, estos bebés son alimentados a través de sondas nasogástricas (SNG) hasta que se puede rehabilitar la deglución oral. En caso de no ser posible o precisar más tiempo de rehabilitación y superar los 6 meses con la SNG, se suele intervenir para colocar una PEG (gastrostomía endoscópica percutánea). Estas alternativas a la vía oral nos permiten asegurar la nutrición, la hidratación y la medicación de estos infantes.
Evaluación, tratamiento y evolución.
El tratamiento logopédico orientado a reconducir estas alteraciones empieza en la UCIN, realizando seguimiento familiar, enseñando a las familias a alimentar a sus pequeños, realizando los tratamientos y las adaptaciones necesarias para que la deglución sea eficaz, facilitando y asegurando la seguridad en cada ingesta. Tras el periodo en UCIN, muchos de estos bebés siguen presentando dificultades y las familias necesitan acompañamiento continuado para sentirse seguras en cada etapa de desarrollo de sus bebés o sus infantes.
El tratamiento logopédico ambulatorio permite informar y acompañar a las familias durante todo el proceso de desarrollo de la deglución de sus pequeños y abordar los diferentes cambios, adaptaciones, facilitaciones que van apareciendo a lo largo del tiempo: cambios en los modos de alimentación de sus hijos, tratamiento miofuncional para asegurar el correcto patrón de movimiento y tono de las estructuras musculares implicadas en la deglución, asesoramiento en la introducción de diferentes texturas y nuevos alimentos, seguimiento para asegurar la correcta seguridad de las ingestas, revaloraciones para realizar seguimiento de los avances en cada una de las etapas del desarrollo y coordinación con el equipo sanitario que realizará seguimiento de estos infantes.
Signos de alerta para acudir a consulta en el servicio de logopedia
Aunque no hayan diagnosticado dificultades anteriormente, si ves que tu bebé o tu niño/a tiene dificultades para respirar mientras come, hay dificultades para ganar peso, llora o tiene los ojos llorosos a la hora de comer, se cansa e incluso se duerme en las tomas, se aparta del pecho/biberón o se pelea con la tetina, pierde mucho alimento por la comisura de los labios y/o abre los brazos no dudes en consultar.